viernes, 13 de noviembre de 2015

LA NUBE. Visualización 2

Ahora vamos a cerrar nuestros ojos  mientras respiramos lento y profundo, siempre por la nariz. Hoy vamos a aprender una manera de respirar rítmica, que nos va a ayudar a serenarnos cuando estemos muy agitados, a calmarnos y a descansar. Respiremos lento y profundo, coloca tu atención en el aire que entra por tu nariz, date cuenta como es…está frío? ¿Cómo lo sientes?, mientras el aire  entra por la nariz vamos a contar mentalmente uno, dos tres y cuatro… ahora vamos a aguantar el aire dentro del pecho, mientras contamos uno dos tres y cuatro…seguidamente, vamos a botarlo poco a poco por la nariz mientras contamos uno dos tres y cuatro y ahora, finalmente, aguantamos, sin aire, contando uno dos tres y cuatro… Una vez más…inspira y mete aire poco a poco dentro de ti contando hasta cuatro, retenlo dentro contando hasta cuatro, expira, botando el aire poco a poco contando hasta cuatro y aguanta, sin aire contando mentalmente hasta cuatro. Ya listo, respira normalmente como siempre lo haces, mantén tus ojos cerrados. Vamos a concentrar nuestra atención en la respiración, continuamos respirando de manera lenta y profunda, imagina  ahora como si el aire que ingresara a nuestro cuerpo viajara lentamente, colocando un color blanco en todo lo que toca; imagina también que al botar el aire, sacas de dentro todo lo feo, las molestias, lo que te da toz, lo que nos cae mal en el estómago, lo que nos hace doler la barriga, todo eso sale y se va. De manera que vamos a respirar, cada vez más hondo, para llenar de blanco limpio y bonito todo por dentro.

Respiremos varias veces, sintiendo una sensación cada vez más agradable de limpieza y frescura, de ligereza y comodidad. Mientras respiramos e imaginamos que somos muy pero muy limpiecitos por dentro, vamos a colocar una sonrisa amplia y linda en nuestro rostro que le da la bienvenida a la limpieza y la salud en todo nuestro cuerpo.
Ahora que ya estamos bien limpiecitos y blancos nos damos cuenta que somos una nube blanca, suave y esponjosa, y que flotamos en el aire y subimos y subimos hasta el cielo para emprender un maravilloso viaje. Vamos a ver a ¿dónde te gustaría ir? ¿Ya lo pensaste? Es posible viajar en tu nube, imagina que llegaste a ese lugar que tanto te gusta ¿Cómo es? ¿Qué colores puedes mirar? ¿Cuantas cosas son azules? ¿Cómo es el paisaje que tienes ante ti? Mmmm una brisa suave y refrescante te mueve lentamente y disfrutas ese su impulso para ver aún más allá.
a concentrar nuestra atención en la respiración, continuamos respirando de manera lenta y profunda, imagina  ahora como si el aire que ingresara a nuestro cuerpo viajara lentamente, colocando un color blanco en todo lo que toca; imagina también que al botar el aire, sacas de dentro todo lo feo, las molestias, lo que te da toz, lo que nos cae mal en el estómago, lo que nos hace doler la barriga, todo eso sale y se va. De manera que vamos a respirar, cada vez más hondo, para llenar de blanco limpio y bonito todo por dentro.

 ¿Qué sonidos aparecen en tu paisaje? De pronto escuchas unos animalitos... A ver ¿qué será? ¿Es uno o son varios? También es posible darse cuenta de las diferencias de la vegetación  ¿cómo son los árboles, arbustos o plantas que miras? De repente escuchas un estruendo y miras que sobre ti hay una gran nube negra llena de agua y puedes mirar rayos y relámpagos, amenaza con llover. El viento te empuja pero aun así la lluvia comienza a caer y te moja, el agua esta fría más no es desagradable, sientes como las gotas recorren tu cuerpo de nube pero el viento te lleva a volar y de pronto sales del espacio de lluvia y vez  un hermoso arcoíris…Waoooo, que colores tan brillantes, y decides usar el arcoíris como un tobogán para bajar y dejas caer tu cuerpo suavecito de nubes por el arcoíris hasta llegar al techo de esta escuela, sientes como, poco a poco, con la respiración tu cuerpo de nube se va transformando, y sientes que tienes unos pies, que tienes unas manos que se mueven, que tu cuerpo es el mismo de siempre y tu cabeza posee unos ojos que abres y comienzas a mirar que estas de vuelta a tu salón, junto a tus amigos y compañeros. Respiras hondo y profundo y das las gracias por ese maravilloso viaje a través de la nube.
dentro todo lo feo, las molestias, lo que te da toz, lo que nos cae mal en el estómago, lo que nos hace doler la barriga, todo eso sale y se va. De manera que vamos a respirar, cada vez más hondo, para llenar de blanco limpio y bonito todo por dentro.

miércoles, 28 de octubre de 2015

GUAYABITA. Visualización 1

¿Te sucede que después del recreo tus chicos llegan como cotufas saltarinas?

A continuación una idea de visualización que te pueden ayudar a calmarles y focalizar su atención:
Apaga la luz de tu salón y en voz muy bajita invítalos a sentarse en sus lugares (mesitas, pupitres, cojines, depende de tu aula) deja que tu voz sea muy suave pero a la vez firme, sugerente de calma, (recuerda que tu voz es un valioso recurso para capturar su atención y motivación) permíteles con tu voz que deseen hacer silencio para poder escuchar que dices. Invítales a respirar muy hondo y botar el aire suavemente por la nariz. Seguidamente, invítales a  cerrar los ojos y a tratar de imaginar la historia que les vas a relatar: qué les parece si comenzamos por imaginar que con cada respiración nuestro tamaño es cada vez más pequeño, tomo aire y al botarlo me voy desinflando y volviendo cada vez más y más pequeñito, hasta llegar a ser un gusanito ágil pequeñito que percibe el olor una dulce y deliciosa fruta,  el olor de una GUAYABA 



¿cómo es el olor de la guayaba? Mmmmm.  Que rico,  y se dirige lentamente a ella, poco a poco va empujado la cáscara y se va metiendo dentro, es muy suavecita por eso es posible pasar, esa cáscara es de un color distinto al color que encuentras dentro, ¿qué color es puedes ver? ¿Cómo es el color de dentro? Es necesario dejar un espacito de tiempo entre cada pregunta para permitir que la imaginación de los niños se despliegue y vaya creando sus propias imágenes. Podrías continuar diciéndoles: ese gusanito le gusta explorar y cuando pensaba que todo era igual por dentro de suavecito pummm, no es así, choca con algo furo, trata de ver y sentir que es y mira algo color blanquecino, de forma un poco redondeada,  que será? Siii es una pepita un poco más grande que el gusanito es muy dura, no puede comerla, pero si la fruta, como es la guayaba… ¿de qué color? ¿Cómo es su sabor? ¿Cómo es la textura en la boca del gusanito? Recuerda dejar espacios para que la experiencia de visualización y contacto con sus sentidos se haga realidad.



Ahora puedes extender la historia como desees, encontrando nuevas cualidades dentro de la fruta, olores, sabores, colores, hasta sonidos. Tal vez haciendo contacto dentro de la guayabita con algún amigo y emprendiendo juntos la aventura de salir de allí.  Procura que la historia no sea demasiado larga y debemos inventar un final simpático, del tipo el gusanito ya satisfecho decidió salir de la Guayabita para  ir a su casita muy contento y tranquilo, de manera que una vez fuera y también después de cada respiración, ese pequeño gusanito va creciendo y cambiando, transformándose en alguien muy especial, único, satisfecho por el paseo que acaba de realizar y lleno de energía para seguir en su clase
Una vez culminada la historia, puedes pedir a tus chicos que abran sus ojitos colocando  una sonrisa en su cara. Si tienes tiempo, puedes pedirles a algunos que comenten la experiencia.
Practicar visualizaciones en el aula de preescolar tiene múltiples ventajas



Enseñar y aprender de la manera en la que nuestros cerebros aprenden


sábado, 3 de octubre de 2015

AYÚDALO A ACEPTAR CUANDO PIERDE

      Los juegos nos enseñan de manera práctica que algunos ganan mientras otros pierden. Así ganar es más que un simple verbo traducido en acción, es un sentimiento  que eleva la autoestima y acaricia la vanidad, es un pensamiento que por momentos permite al ganador sentirse en la cúspide de la gloria desde donde puede mirar a los vencidos. Ganar se convierte en un deseo, en una meta que nos hace competir; en un anhelo que  nos hará triunfar. Es tan frecuente que no lo notamos, pero ¿Cuántas veces  miramos más el resultado final que el proceso para alcanzarlo?  ¿Cuántas veces para motivar decimos a otro  “eres el mejor”, “debes ganar”?

      Colocada la atención en el ganador, ´pareciera que nadie piensa en quienes no alcanzaron la meta. ¿Qué sucede entonces con quienes pierden? ¿Cuantas veces nos detenemos a pensar en quien también se esforzó pero no gano? ¿Si ganar es lo mejor, perder ha de ser lo peor? ¿De qué manera podemos acompañar el sentimiento de frustración, rabia, o malestar que se genera? A ver ¿cuantos logran ganar? Y cuantos quedan en la indeseada  banca  de los “perdedores” Por una cuestión de cantidades deberíamos prestar más atención al segundo grupo, más preferimos halagar al triunfador, abandonando a quienes  quedaron por debajo de él. Ni adultos ni chicos desean estar con los perdedores, sin aceptar que es parte de la vida. Unas veces perdemos y otras ganamos por lo que es necesario comenzar a tratar de la misma manera a ambos impostores 

      Tal vez por tener tan presente a la competencia, en cada instante de nuestras vidas, no advertimos que nos aleja de la comprensión, de la solidaridad, de la cooperación con mis iguales.  En nuestras aulas y patios de recreo se repiten infinitas escenas  de des calificación y desprecio por haber perdido, en las cuales el único triunfador es el egoísmo. Tal vez si dirigimos una comprensiva mirada a sentimientos un poco molestos como la frustración, el desengaño y la rabia, reconocemos que son tan validos como la alegría y el entusiasmo. Tal vez si  creamos un espacio en la vida de nuestros niños para equivocarse sin sanción, para fallar sin ser menos, para ser un perdedor orgulloso; un espacio desde el cual puedan expresarse, reconocer que son más valiosos que una pequeña derrota, mirarse con paciencia y compasión, desarrollar el deseo de apoyar y estimular al amigo caído, consolando su dolor, y mostrarle que vale mucho más de lo que ahora puede ver. Tal vez, solo tal vez estaríamos colocando un granito de arena en la construcción de un mundo más humano, menos feroz. Es tanto lo que podríamos ganar cuando perdemos.

sábado, 18 de julio de 2015

Las Rutinas y nuestro Cerebro Reptil

Podemos llamar rutinas a comportamientos que se realizan cada día de forma casi automática. Se trata de pequeñas actividades, que de tanto repetirlas de la misma manera, pasan a formar parte de nuestros hábitos o costumbres dándonos una sensación de agrado y seguridad.  Algunas de ellas podrían ser: cepillarse los dientes, todo lo que hacemos antes y mientras vamos al baño, las preferencias en cuanto a las comidas o que hacemos antes de ir a dormir. Como en todo el quehacer humano, en las rutinas nuestro cerebro participa de manera integrada, sin embargo las rutinas y los ritmos de nuestra vida parecen ser manejados exclusivamente por la parte más primitiva de nuestra inteligencia básica, el llamado Cerebro Reptil
El cerebro Reptil es el responsable de las conductas más instintivas o de supervivencia de nuestra especie, se ubica en el aquí y el ahora usando la poderosa energía del movimiento actúa, imita, va estableciendo rutinas, rituales, hábitos y costumbres que progresivamente nos hacen sentir en confianza y con mayor seguridad. Por otra parte el sentido de pertenencia, familiar a grupos o relaciones, la delimitación cuidado y defensa de nuestros territorios (Físicos o emocionales) son activados también por este antigua parte de nuestro cerebro. De seguro, durante los primeros cinco años de vida instalamos estos comportamientos, que se constituirán en pilares, patrones de la seguridad y auto-confianza en nuestros niños.
Las rutinas forman parte de las dinámicas que a diario ejecutamos sin reparar en ellas, como docentes con nuestros niños y niñas de preescolar. Con certeza al llegar hay algunas actividades, que son seguidas por otras, los niños saben que en algún momento del día se canta, en otros se dibuja, en otros irán a comer  tal vez luego a descansar, para tener más tarde un rato de juegos libres. Ellos dejan de ocuparse de este orden es cosa de adultos, por lo que su atención y energía podrá dirigirse, entonces, a explorar, aprender y jugar. Otro beneficio de la rutina es que interioriza una idea del tiempo, la regularidad en el cuidado les permite predecir que sigue en el día. Prestar atención a estas rutinas, organizarlas deliberadamente, tomar consciencia de la importancia que tienen para los niños, de su valor en la formación de hábitos saludables,  hace de las rutinas un aliado indispensable para enseñar a prestar atención a nuestros niños y niñas.

Como puede verse, las rutinas ritman la vida de nuestros niños y niñas de preescolar, ello sucede pues el ritmo es un proceso organizador de todos los procesos vitales, desde el vientre materno el bebe percibe el pulso cardíaco de mamá, sus movimientos al caminar. Al nacer encuentra sus propios ritmos al respirar, succionar, balbucear. Así, progresivamente adquiere un ritmo propio de sueño y vigilia. Progresivamente un oscilar entre dos opuestos provee a cada ser de posibilidades de crecer en armonía, De manera que, al igual que el aire es inhalado y luego exhalado para fomentar la vida, pareciera que todo proceso rítmico tiene un efecto estimulante, que calma, armoniza y en tal sentido, si deseamos capturar la atención plena y motivación de nuestros niños y niñas de preescolar hemos de configurar rítmicamente las rutinas empleadas cada día en nuestro centro, considerando el criterio actividad-descanso-pausa.
Otra posibilidad es tener presente las polaridades, hay tiempo para hablar pero también para escuchar, hay tiempo para jugar pero también para descansar, es posible cantar y bailar pero también es posible susurrar o permanecer quietos y en silencio. En la actualidad los niños conviven en entornos llenos de ruido, imágenes que cambian a mucha velocidad, sentimientos de apuro y estrés en las familias que parecieran no dejar lugar a la contemplación y la pausa. Ese proceso que conocemos como oscilación,  ir y venir, expansión y contracción (permisos y restricciones) conduce a ocupar diferentes espacios, diversas posibilidades y caminos de acción, todo lo cual  necesita ser considerado y utilizado en nuestros centros de preescolar.
La calma debe tener también un lugar en la vida de nuestros niños y niñas,  y la mejor manera de incorporarla es a través de las rutinas escolares, ya que además, todos los niños deben seguirlas, lo que se convierte, de hecho, en un efecto multiplicador.
Usar el ritmo en la enseñanza respetará el funcionamiento y desarrollo natural del niño, le brindará una seguridad y soporte que le acompañarán en adelante creando pautas, o estructuras ordenadoras para la vida.  que (en caso de ser adecuadamente implementadas)  le ayudarán a atender, a sentirse respetado, querido, valioso y menos temeroso.

Finalmente, dirigir la mirada para observar nuestras propias rutinas como personas y como docentes, nuestros hábitos, el ritmo con el que llevamos nuestra vida, nuestro trabajo como maestras de preescolar, despertar nuestra atención acerca de lo que decimos y cómo lo decimos, las cosas que nos disgustan y cómo respondemos ante ellas, ha de ser un primer paso para reconocer a presencia en nuestro accionar de un cerebro Reptil y tal vez así comprender mejor a estos pequeños a quienes nos toca guiar en su etapa preescolar.