miércoles, 28 de octubre de 2015

GUAYABITA. Visualización 1

¿Te sucede que después del recreo tus chicos llegan como cotufas saltarinas?

A continuación una idea de visualización que te pueden ayudar a calmarles y focalizar su atención:
Apaga la luz de tu salón y en voz muy bajita invítalos a sentarse en sus lugares (mesitas, pupitres, cojines, depende de tu aula) deja que tu voz sea muy suave pero a la vez firme, sugerente de calma, (recuerda que tu voz es un valioso recurso para capturar su atención y motivación) permíteles con tu voz que deseen hacer silencio para poder escuchar que dices. Invítales a respirar muy hondo y botar el aire suavemente por la nariz. Seguidamente, invítales a  cerrar los ojos y a tratar de imaginar la historia que les vas a relatar: qué les parece si comenzamos por imaginar que con cada respiración nuestro tamaño es cada vez más pequeño, tomo aire y al botarlo me voy desinflando y volviendo cada vez más y más pequeñito, hasta llegar a ser un gusanito ágil pequeñito que percibe el olor una dulce y deliciosa fruta,  el olor de una GUAYABA 



¿cómo es el olor de la guayaba? Mmmmm.  Que rico,  y se dirige lentamente a ella, poco a poco va empujado la cáscara y se va metiendo dentro, es muy suavecita por eso es posible pasar, esa cáscara es de un color distinto al color que encuentras dentro, ¿qué color es puedes ver? ¿Cómo es el color de dentro? Es necesario dejar un espacito de tiempo entre cada pregunta para permitir que la imaginación de los niños se despliegue y vaya creando sus propias imágenes. Podrías continuar diciéndoles: ese gusanito le gusta explorar y cuando pensaba que todo era igual por dentro de suavecito pummm, no es así, choca con algo furo, trata de ver y sentir que es y mira algo color blanquecino, de forma un poco redondeada,  que será? Siii es una pepita un poco más grande que el gusanito es muy dura, no puede comerla, pero si la fruta, como es la guayaba… ¿de qué color? ¿Cómo es su sabor? ¿Cómo es la textura en la boca del gusanito? Recuerda dejar espacios para que la experiencia de visualización y contacto con sus sentidos se haga realidad.



Ahora puedes extender la historia como desees, encontrando nuevas cualidades dentro de la fruta, olores, sabores, colores, hasta sonidos. Tal vez haciendo contacto dentro de la guayabita con algún amigo y emprendiendo juntos la aventura de salir de allí.  Procura que la historia no sea demasiado larga y debemos inventar un final simpático, del tipo el gusanito ya satisfecho decidió salir de la Guayabita para  ir a su casita muy contento y tranquilo, de manera que una vez fuera y también después de cada respiración, ese pequeño gusanito va creciendo y cambiando, transformándose en alguien muy especial, único, satisfecho por el paseo que acaba de realizar y lleno de energía para seguir en su clase
Una vez culminada la historia, puedes pedir a tus chicos que abran sus ojitos colocando  una sonrisa en su cara. Si tienes tiempo, puedes pedirles a algunos que comenten la experiencia.
Practicar visualizaciones en el aula de preescolar tiene múltiples ventajas



Enseñar y aprender de la manera en la que nuestros cerebros aprenden


sábado, 3 de octubre de 2015

AYÚDALO A ACEPTAR CUANDO PIERDE

      Los juegos nos enseñan de manera práctica que algunos ganan mientras otros pierden. Así ganar es más que un simple verbo traducido en acción, es un sentimiento  que eleva la autoestima y acaricia la vanidad, es un pensamiento que por momentos permite al ganador sentirse en la cúspide de la gloria desde donde puede mirar a los vencidos. Ganar se convierte en un deseo, en una meta que nos hace competir; en un anhelo que  nos hará triunfar. Es tan frecuente que no lo notamos, pero ¿Cuántas veces  miramos más el resultado final que el proceso para alcanzarlo?  ¿Cuántas veces para motivar decimos a otro  “eres el mejor”, “debes ganar”?

      Colocada la atención en el ganador, ´pareciera que nadie piensa en quienes no alcanzaron la meta. ¿Qué sucede entonces con quienes pierden? ¿Cuantas veces nos detenemos a pensar en quien también se esforzó pero no gano? ¿Si ganar es lo mejor, perder ha de ser lo peor? ¿De qué manera podemos acompañar el sentimiento de frustración, rabia, o malestar que se genera? A ver ¿cuantos logran ganar? Y cuantos quedan en la indeseada  banca  de los “perdedores” Por una cuestión de cantidades deberíamos prestar más atención al segundo grupo, más preferimos halagar al triunfador, abandonando a quienes  quedaron por debajo de él. Ni adultos ni chicos desean estar con los perdedores, sin aceptar que es parte de la vida. Unas veces perdemos y otras ganamos por lo que es necesario comenzar a tratar de la misma manera a ambos impostores 

      Tal vez por tener tan presente a la competencia, en cada instante de nuestras vidas, no advertimos que nos aleja de la comprensión, de la solidaridad, de la cooperación con mis iguales.  En nuestras aulas y patios de recreo se repiten infinitas escenas  de des calificación y desprecio por haber perdido, en las cuales el único triunfador es el egoísmo. Tal vez si dirigimos una comprensiva mirada a sentimientos un poco molestos como la frustración, el desengaño y la rabia, reconocemos que son tan validos como la alegría y el entusiasmo. Tal vez si  creamos un espacio en la vida de nuestros niños para equivocarse sin sanción, para fallar sin ser menos, para ser un perdedor orgulloso; un espacio desde el cual puedan expresarse, reconocer que son más valiosos que una pequeña derrota, mirarse con paciencia y compasión, desarrollar el deseo de apoyar y estimular al amigo caído, consolando su dolor, y mostrarle que vale mucho más de lo que ahora puede ver. Tal vez, solo tal vez estaríamos colocando un granito de arena en la construcción de un mundo más humano, menos feroz. Es tanto lo que podríamos ganar cuando perdemos.